La aldea de Taramundi se halla en medio de abruptas montañas
y repleta de vegetación, principalmente robles, eucaliptos y castaños, entre
otros. El concejo queda regado por numerosos arroyos y pequeños ríos que
atraviesan las poblaciones aledañas. Así, Taramundi muestra al viajero un verde
esplendoroso los 12 meses del año. En este entorno, si eres aficionado al
senderismo, el concejo de Taramundi cuenta con una extensa red de rutas para
caminar. Muchas de ellas circulan en paralelo a la carretera, divisándola casi
en todo momento. Perderse es -en realidad- muy complicado pues el Principado de
Asturias ha colocado mojones en todas las rutas y el caminante, elija la
dirección que escoja, saltará cada 30 minutos aproximadamente de una aldea a
otra.
Pequeñas ermitas como esta, en Aguillón, adornan el paisaje en las rutas guiadas hacia Taramundi. |
Así, desde Aguillón, hay rutas en las que podrás atravesar
frondosos bosques por caminos de tierra y donde sólo escucharás el susurro del
agua (dirección O Mazo de Bres o Bres). También desde Aguillón puedes ir
andando hasta Taramundi por unas rutas
bien señalizadas, en paralelo a la carretera y pasando por la aldea de Llan. Es
un paseo muy agradable idóneo si tienes niños pequeños pues no pueden circular
vehículos a motor; un lugar fantástico para hacer fotos de Taramundi desde un
promontorio antes de alcanzar la capital del concejo.
Alcanzar la costa (Castropol, en la imagen) es una delicia para el cicloturista. |
Para los aficionados a la bicicleta de montaña, estas mismas
rutas se pueden realizar perfectamente en cualquier época del año, vigilando en
los meses de invierno posibles heladas. Quienes prefieran la carretera, el
concejo de Taramundi ofrece al cicloturista preciosas carreteras de montaña
–muy poco transitadas- con pequeños repechos. Así, resulta un auténtico placer
llegar en bicicleta hasta Vegadeo o, para los más intrépidos, alcanzar la costa
y llegar a Castropol (Asturias) o Ribadeo (Galicia).
Industria artesana
Empanadas irresistibles y pan de siempre. |
Taramundi es conocida, además de por su gran belleza paisajística, por las
empresas de artesanía local; no en vano fue el primer municipio asturiano que
obtuvo la denominación de Zona de Interés Artesanal, debido a la conjunción de
diversos talleres artesanos. Así, al viajero no le sorprenderá que las tiendas
del lugar luzcan orgullosas en sus estantes las famosas y reputadas navajas de
Taramundi. Los ferreiros son los artesanos que fabrican estas navajas en
pequeños talleres artesanos de la zona, empleando hojas de acero y madera de
boj para los mangos, decorándose éstas con pequeñas formas geométricas y
utilizando cada artesano un color que les diferencia su estilo propio.
Otros artesanos han sabido elevar un producto de primera
necesidad (el pan) a auténtica delicatesen, estableciendo unos precios
reducidos en todos sus productos. En Pantaramundi, con 4 décadas de experiencia
y las mejores harinas, elaboran un pan artesano de insuperable calidad, de miga
esponjosa y elástica, ojos grandes e irregulares; con el gusto y el aroma de
antaño y pudiéndose conservar durante varios días inalterable. Entre sus
productos, destacan el pan de hogaza, el bollo
gallego, chapatas, pan de mestura y pan escanda; bizcochos caseros,
roscas de maíz y magdalenas; diversos tipos de harinas (trigo, centeno, maíz,
etc.) y las empanadas “de verdad” de atún, pollo, sardinas, carne, manzana,
pollo, bacalao, zorza, queso azul…
Por último, Taramundi cuenta con una escuela de Telar
tradicional, cuyas artesanas fabrican tapices y alfombras empleando tintes
tradicionales.
No hay comentarios:
Publicar un comentario